La no-entrevista a; José Florido Márquez,pintor de nuestro cartel de este año, el XXXIII.
Como es habitual, no me gusta hacer ese tipo de entrevistas tan actuales y tan manidas que a veces más parecen un tercer grado que otra cosa. Opino, porque aquí sí podemos opinar libremente, que lo interesante de una entrevista a un pintor, es conocer al pintor y conocerlo como persona y artista, y no, saber de él cosas que no vengan a cuento a través de un repetitivo cuestionario inquisitorial.
Así, en una luminosa mañana de fines de un febrero que más parece un Junio o Julio fuera de tiesto, nos reunimos con José Florido Márquez, el pintor de nuestro cartel de éste año.
AL encontrarme con él, lo primero le cuento lo de mis no-entrevistas a José, con lo que veo que se relaja, porque dada su juventud, estas cosas aun le dan, cosa natural, un cierto respeto.

Con esta premisa, empezamos a hablar. José, joven, soltero y con la ilusión de su edad, se va animando a lo largo de la entrevista. Primero nos cuenta lo habitual; que nació y se crió en el barrio del Molinillo, es decir, malagueño hasta las trancas; que eso del Arte le tiraba desde pequeño, emborronando papeles, y cuando se vio más preparado, copiando dibujos y fotos de La Saeta, cuando caía en sus manos; más tarde, fue a ese vivero de artistas que es la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, nunca lo bastante reconocida, donde tocó casi todos los palos. Llamaron su atención la talla, policromía y dorados, aunque más tarde decidió plantarse y enfrentarse ante superficies en blanco armado de lápices, pinceles, grafitos y todo lo que dejara rastros de sus ideas en una antes alba superficie.
De esta manera fue evolucionando y luchando en este proceloso mundo del arte malacitano y cogiendo sus primeros encargos.
Ya metidos en harina, habla de sus colaboraciones con la Semana Santa, que ya son, si no habituales, sí bastante regulares. En la página web de Frente a la Tribuna vienen más datos sobre este tema, así que no me voy a reiterar.
Entrando en la entrevista, nos vimos en la Tabernita de Entre Varales, citados para comer, pues en este país, es mejor hablar comiendo. Al principio se vio algo remiso al estar entre tres vejestorios como somos Antonio Villanúa, su presentador para el cartel, Paco Villasana, (aunque él no lo reconozca, lo es), Director de esta publicación, y este humilde tecleador de cosas, que sí es consciente de sus años, a los que nos acompañaba, para rebajar la media de edad, mi nieta y casi secretaria Clara. Eso de ser viejos impresiona a los jóvenes.

Después, afortunadamente, al ver que no éramos tan fieros como nos pintaban, como ya dije, la víctima, es decir, José, el pintor, se relajó y la comida discurrió como tenía que ser, contando cosas, abriendo recuerdos, escarbando en las memorias, y por qué no, pegándonos tiritos entre nosotros, siempre dentro del cariño y las normas de urbanidad que imperan entre esta grey.
Al principio, hablamos de fotos, particularmente de la que se ha hecho de y para, su cartel, estando de acuerdo en lo difícil que es conseguir las tonalidades adecuadas para reflejar la imagen original.
En un salto en la conversación con el artista, hablamos de una próxima (para cuando escribo esto) entrevista en Canal Málaga Radio, al hablar de esto noto, que es la primera vez que yo hago esta no-entrevista habiendo visto previamente el cartel, o al menos una foto de él, con lo que hoy puedo intervenir sobre él, con un cierto conocimiento de causa.
El cartel me gusta y me toca la fibra como hombre de trono en excedencia (no me gusta decir “retirado”), porque muestra a un esforzado del varal, es decir a un colega de los actuales, y… al botijo, ese humilde gran olvidado al hablar de las cosas importantes, pero que los que hemos paseado a nuestras imágenes por la ciudad sabemos cuán necesario y bienvenido es en ciertos momentos. Al comentar que el personaje del cartel se le parecía, contestó que no le gusta autorretratarse, pero que al ser el modelo, su primo hermano, de ahí la semejanza.
Cuenta José, se ha esforzado en evitar que se convirtiera en imagen de “una sola cofradía”, que siempre ha querido que fuera una imagen “de la Semana Santa de Málaga”, razón por la que entre sus grises que igualan a varias, a casi todas, sólo ha puesto cabezas de varal como imagen de todos los tronos. Esto creo lo ha logrado, aunque después vengan los exquisitos a intentar reconocer en volutas y evoluciones de la madera, a alguna en particular, sólo para renovar “su” carnet de “entendido”. Esa es pues la intención; ser el cartel “de todos”.
El uso de la técnica empleada, grafito y pastel, con ligeros toques de acuarela para “aligerar” la composición, ha buscado dar un punto de variedad saliéndose del habitual óleo. Esto es lo que ha dado ese plus de dificultad a la plasmación en cartel del original, pero que lo hace más fresco y atractivo, con un toque rememorativo a tiempos anteriores ya olvidados.
En este punto, hicimos un inciso para reparar fuerzas ante tamaño desgaste intelectual, y comimos, aunque nunca en silencio y en paz, siempre cariñosamente beligerantes entre nosotros.

Tras recomponer la figura (dentro de lo posible), volvimos al tema, y José siguió hablando de técnicas y escuelas pictóricas. La suya, admite ser la de trabajar mucho la pintura desde sus inicios. Primero componiendo en su mente. Buscando la idea que a él le satisfaga. Una vez la idea escogida, busca la mayor información posible sobre el tema, mira y escoge fotos casi hasta la semana previa a enfrentarse con el lienzo. Da vueltas a ideas, composiciones y volúmenes hasta el último momento. Tras esto, es cuando pasa a pintar y ahí, la disyuntiva mayor, es si lo que pinta es sólo para sí mismo, lo que le apetece, o es para un comitente que le ha pedido ciertas especificaciones. Aquí, debemos admitir que Frente a la Tribuna es generosa, y no pone demasiados requisitos, solo pedimos que sea algo que nos represente a todos los malagueños en nuestra Semana Santa, sin distinciones.
En el caso, cómo este, de pintar para un cartel, ya esto es en sí mismo un corsé, en el que incluso hay que tener en cuenta los espacios para letras y fechas. Esto supone hacer un planteamiento totalmente diferente, pues mientras un cuadro admite libertad total, un cartel es algo que tiene que informar, llamar y reclamar atención sobre otro algo especifico; un evento, una fecha, una celebración… y ese es su cometido a buscar, siempre respetando un valor artístico como en toda creación.
Él, personalmente ha estado en Prendimiento, y ahora saca dos Dolorosas, la del Puente y la de Expiración, pero, como muchos, ha brujuleado en casi todas como un aficionado total. En este deambular por las cofradías, ha acumulado un buen bagaje de información y fotos sobre las cofradías y sobre la Semana Santa que le ayuda en sus composiciones pictóricas. Lo que quizás le ha ayudado a “generalizar” en esta composición.
Es por esto por lo que aparte de los encargos que le han salido y los que le vayan a salir, disfruta con pintar la Semana Santa, porque es algo no sólo conocido y estudiado, sino algo a lo que tiene un amor personal, de lo que se siente identificado.
Tras este devenir por nuestro tema, nos desparramamos con anécdotas, sucedidos y recuerdos personales. En esto, José nos miraba con un cierto asombro, porque al ser mayores, tenemos muchas historietas en la mochila de nuestros recuerdos. Es además beneficio de esa experiencia, que podamos comentar hasta las meteduras de pata qué, todos hemos tenido a lo largo de esos pasados años… o décadas, ya no hay que esconderlas.
Al terminar formalmente la no-entrevista, hablamos de la de este año, que ya en esta fecha, ha empezado, como siempre a generar controversias, y que imagino que para cuando esto salga impreso habrá muchas de ellas.
Tras esto, y para este cuestionario que Paco llama “de los cinco sentidos”, aunque esta vez sean diez, paso la pluma, y hoy las teclas, a mi secretaria-nieta Clara, que se encarga de esto este año.
Pepeprado
La Semana Santa con todos los sentidos.